martes, 25 de septiembre de 2012

En el parque

Mónica camina despacito hacia el parque, no tiene prisa porque Oscar sale hasta las seis y le toca esperarlo un ratillo. Sólo para no variar.

Entonces camina con tranquilidad. Por lo menos ya no llueve y anda abrigada, siempre hace más frío después de llover.

En la acera, caminando delante de ella va una chavala joven con una chiquita de la mano, van conversando sobre la abuela. A Mónica le da la impresión de que se dirigen a visitarla. Se pregunta si algún día irá a ser mamá, si su familia ya estará esperando esto de ella. ¿Será por eso que mami estaba haciendo preguntas el domingo? Ay, qué pereza. Espero que no. Ojalá que no.

Encuentra una banca seca –de milagro– y se acomoda a esperar.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Carito

En su primer día de kínder Carito ni chistó. Apenas tocó la campana se despidió de su mamá con la tranquilidad de quien sabe que vuelve por ella a la salida. La mamá de Carito no supo cómo tomarlo. Puta, algo estoy haciendo muy bien o muy mal. No estoy segura cuál, pensó.

Cuando Caro -ya no Carito- a los diecinueve empaque para irse a vivir sola, su mamá se va a preguntar de nuevo si será algo bueno o algo malo y va a quedar con la misma incertidumbre de hoy.

Entonces en su primer día de kínder se queda viéndola un ratito desde la ventana del salón para confirmar que Carito queda bien. Pero ella siempre ha sido amiguera, a los dos minutos ya está hablando con un par de chiquillos y jugando con los legos en la esquina de la clase. Y la mamá se da media vuelta y empieza a caminar sin saber dónde poner esta sensación de que su chiquita chiquitica, desde ya, no la necesita.