Me harté de pensarte. Me enfermé de saber que andás por la vida sin extrañarme, sin mover un músculo por volver a mí. No te necesito ya, Caracolito.
Me harté de vos, me harté de mí, de tu ausencia de mierda y de tratar de llenar el vacío. De forzar el cubito en el huequito redondo. Nun.ca.en.ca.ja. Te cagaste en mí.
Entonces, Caracolito, andate al carajo. Andate mil veces al carajo.
Malagradecido.