sábado, 12 de junio de 2010

Mis hermanos y nuestro colocho

Cinco hermanos, sus cinco cónyuges, siete sobrinos y uno en camino, dos papás con sus respectivos cónyuges y mi hermanito hijo del segundo matrimonio de mi papá, ése es mi núcleo familiar. En realidad somos un gentío.

El otro día me dí cuenta de que sueño con tener una mesa lo suficientemente grande para poder sentar a mi familia entera para Navidad, tomando en cuenta que los sobrinos crecen y que Dorian tenga digamos que dos hijos y Luis y yo tengamos dos o tres, esa mesa necesitaría veinticuatro puestos y tendría que medir alrededor de ocho metros de largo. Y no saben el orgullo con que lo digo, suena descabellado y quién sabe si algún día voy a tener la susodicha mesa, obviamente hay soluciones más prácticas para sentar a tanta gente, mi punto no es lo realizable de la bendita mesa, es que somos un gentío y qué chiva sería poder sentarnos todos juntos como cuando desayunábamos en la casa de Guadalupe.

Yo pienso en mis hermanos más de lo que creen y más de lo que ellos sospechan. Sobre todo en estas épocas en que tener tres hijos o más parece una aberración y la gente se espera más para tener menos hijos (yo misma sirvo de ejemplo). Cuando veo familias que sólo tienen dos hijos trato de imaginar lo que debe ser tener un solo hermano y les juro que no lo logro, empezando porque si mis papás sólo hubieran tenido dos hijos no existiríamos Dorian, Rocío y yo como parte de esta familia -tal vez de otra-, pero bueno... pensando en tener un solo hermano... qué raro sería ¿cuál de los cuatro hermanos que tengo sería ese único hermano? No me imagino con sólo uno de ellos, todos somos tan diferentes y todos tenemos una relación tan diferente con cada uno.


Cuando veo a mi futuro marido con su única hermana a veces se me hace tan raro, tan diferente, pero claro sus primos son como hermanos para él porque nacieron el mismo año y se la pasaban de casa en casa, si no estaban donde una tía estaban donde la otra, digamos que son como cuatrillizos (ay, las pobres tías). Él entiende a lo que me refiero cuando pienso en una familia pequeña y es que la mamá tiene nueve hermanos, n-u-e-v-e. Todos con sus respectivos cónyuges y de dos a cuatro hijos cada uno. Esa mesa sí no hay dónde meterla.

Yo no comparto el sueño de mi mamá de tener cinco o seis hijos (porque ella pensaba seguir la marimba con por lo menos uno más), pero si tengo la oportunidad me gustaría que mis hijos compartieran mi suerte de tener más de un hermano. Claro, Paniam♥r tenía razón: tenga lo hijos que pueda hacer felices, así que vamos a ver cómo nos va con eso.

Mis hermanos son mi ejemplo para muchas cosas, Valky y Varito son de las personas que van tras lo que quieren para sí y para los suyos, parecen cohetes teledirigidos; Dorian es ingenioso y el implacable protector de los suyos; y Rocío es un camaleón, se ajusta a su circunstacia y a todo le saca algo tuanis, especialmente ahora con las gemelas siento que tengo mucho que aprender de ella como mamá. Mis hermanos son irremplazables y jamás podría imaginarme con sólo uno de ellos, no sabría a cuál escoger. A todos los admiro y me siento todavía lejos de lo que ellos han alcanzado.

Nunca voy a entender a los hermanos que no son amigos, que no se comparten sus vidas ni se alegran por los éxitos de cada uno. No me cabe en la cabeza los pleitos por herencias ni por desacuerdos estúpidos y viejos. No comprendo cómo lo material se puede meter entre dos personas que crecieron juntas y comparten los mismos papá y mamá. Entre hermanos todo debería de tener solución y no debería de haber campo para envidias ni malos sentimientos. Siento lástima por los que no tienen hermanos como los míos.

m.

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