Quiero poder volver a escribir cosas positivas pero más allá quiero volver a sentir cosas positivas. Me cuesta mucho, por no decir que se me ha hecho imposible últimamente. Hace rato ando con ganas de escribir, voy de camino a algún lado y voy pensando en un post, pero sólo cosas tristes se me ocurren y al rato prefiero ahorrarles el viaje de self-pitty.
Ayer fui al Tacho, el cole del que me gradué y a donde Varito estudió. Él no fue un estudiante modelo, de hecho tuvo mil broncas en el cole y creo que el último año no le dieron matrícula -forma amable de decir que lo echaron-. Pero la adolescencia es una etapa de la que uno se cura y cuando maduramos nos damos cuenta de las causas perdidas por las que batallábamos y las babosadas que hacíamos. Los últimos años Varito quiso devolverle al cole y organizó el día del ex-alumno, les dedicó su rato porque quería que se hicieran actividades tuanis y que la gente la pasara bien. Yo le quedé mal y no fui a ninguno.
Entonces ayer tenían una actividad en pro de los quintos años y dentro de eso le quisieron hacer un homenaje a Alvarito. No llegué a tiempo y me fui al ratito. A veces es como mucho lidiar con eso. Entonces me fui a visitar a mi mamá, pasamos un rato hablando, llorando y apapachadas. Pero tampoco me quedé. Últimamente cada vez que salgo de la casa sólo quiero volver, meterme en mi cama y hacerme un puño.