sábado, 3 de noviembre de 2012

Sobre primeras citas y esos enredos

No sé ni cuántas primeras citas he tenido en este par de años. Y no es rajando, de verdad no sé cuántas, no significa que sean muchas, sólo me da pereza sacar cuentas. Algunas han sido memorables -no de la mejor forma-.

Tuve una que fue bien cuenteada. Es decir, que el mae era medio compa y se inventó una excusa bastante creíble para pasar a mi casa y como teníamos años de no vernos fuimos por una birrita para ponernos al día. Después de un par de birras -léase más de un par para él- me terminó confesando que tenía cuatro años enamorado de mí y quería que le diera chance de cortejarme -sus palabras-. Y suena bien hasta que le agregamos el detallito que el mae tenía un mes de divorciado. Anjá, las cuentas no dan.

Una vez un chavalo me invitó a salir y me dejó plantada. Por suerte, el plan era avisarle cuando saliera del trabajo, irme para mi casa, él me avisaba que ya venía de camino y pasaba por mí. Yo no me quise alistar hasta que me confirmara que había salido de donde andaba, entonces por lo menos no me dejaron vestida y alborotada. Fue mas bien como confundida y fúrica viendo tele.

Lo mejor es que la siguiente vez que nos vimos, como cinco días después, el mae se hizo el que fue un malentendido claramente de parte mía. Gaslighting much? 

Se disculpó y pasó un par de semanas pidiéndome que le diera otro chance. Y bueh, le di el chance. Error.

Salimos, fuimos por una birrita, hablamos de cada uno, familia, trabajo, exes, en fin, lo que uno hace en un date: conocerse. La pasamos REbien, había química, él super atento y dulce. Todo bien. Cuando me dejó en la puerta de mi casa pasamos unos minutos hablando naditas con aquellas mariposas idiotas en la panza. Nada de beso, pero me quedé con la sensación de que algo bien chiva acababa de pasar. Más tarde me puso un mensaje diciendo que se había perdido saliendo de acá y que la había pasado increíble. Le sugerí un segundo date y ¡saz! ahora se le ocurre soltarme que no puede porque tiene novia. O sea... como si no hubiera sido información relevante cuando estaba neceándome para que saliéramos o durante el date. Y encima se enoja él. Suerte para la chavala.

No todo ha sido desgracias, una vez tuve un muy buen primer date con un chavalo con el que tenía varias semanas chateando, en línea hicimos click inmediatamente y conversar con él era riquísimo. Encima era un titán de la romanticada, tan lindo eso de que le echen el cuento a uno claro y de frente. Sin ambigüedades ni mieditos.

No sé si alguna vez han conocido en persona a alguien que conocieron primero en internet, pero es complicado. Es muy fácil sentirse cómodo hablando con alguien online, el contexto permite crear un ambiente que te deja sentir que ya son amiguísimos y se recontraconocen. Y después cuando se ven es rarísimo, la comodidad original se esfuma por los nervios y la ansiedad de conocer a alguien tridimensionalmente por primera vez. 

Con este mae no me pasó, en persona hicimos el mismo click que virtualmente y la pasamos super bien. Hubo segundo y tercer date. Y bueh, a las semanas de salir todo terminó en desastre.

En otra ocasión salí con un chavalo que conocí afuera de la oficina, a veces nos topábamos y medio conversábamos irrelevancias. Un día me voluntareó el número de teléfono junto con su horario de breaks y lunch y quedamos en vernos en el siguiente descancito. Un carajo bien mandado, así: con los tacos de frente. Después de un par de conversaciones largas contándonos varas chivas y dándonos cuenta de un montón de cosas que tenemos en común, me invitó a salir y nos vimos en el centro de mi pueblo para ir por una birrita. 

Ok, como que necesitamos más creatividad para los primeros dates. 

Este fue el primero con el que me dio ansiedad pre-date. Y bueno, nos contamos cuentos de cada uno, planes para el futuro, fantasmas del pasado, etc. Sonrisitas, me agarraba las manos y me hacía cariñitos, apuntadísimo, hubo beso. Lindo, el cabrón.

Caminamos un poco por Alajuela y en el Parque Central nos topamos una presentación de Flamenco y gente de todas edades. Random y bonito. Quedamos en repetir y llevarla suave. Fue una cita larga, todo un poco demasiado perfecto. 

Hasta que -todavía estando conmigo- a la ex le dio por llamarlo por primera vez desde que terminaron hacía unos meses -¿me'stán jodiendo?-. El mae no le contestó, pero se extrañó bastante y se puso nervioso. No volví a saber de él. 

Adivinen en qué horario evito salir del edificio.

Y bueh, me siento como el punchline de un episodio de Sex & The City o parte de una secuela de Must Love Dogs u otra cinta por esos géneros y me río del asunto. La fe es que hay que salir con un par de wrongs para toparse a un right, ¿verdad?

¿Verdad?

m.

3 comentarios:

  1. Verd....bueno, not sure. Pero en principio si?

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  2. Pues sí... Esa es la fe. Y mientras llega el "right": a gozarla de lo lindo! Por cierto, no me conocés, ni te conozco, pero por alguna razón dí con tu blog y la verdad me entretiene mucho. Gracias :)

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