domingo, 30 de diciembre de 2012

Lo bueno, lo malo y lo feo

Lo malo de los muertos es a veces olvidar que lo están y tener esa sensación de que sólo andan de vacaciones. Luego sentir que nunca estuvieron y que sus vidas fueron un sueño. Creaciones de la imaginación. Lo realmente malo es que no se queden queditos y no saber qué sentir todo este tiempo después. Lo terrible es topárselos donde no se espera.

Lo provechoso de crecer es descubrir lo banal de las tragedias que desvelaban en la juventud. Aprender a darle campo a disfrutar las pequeñas felicidades.

Lo bueno de estar sola es poder encuevarse en los sentimientos y no tener que explicarle a nadie el mal humor de cualquier día. Lo malo es no tener quien note la diferencia con los días buenos. Lo peor es acomodarse en la soltería.

Lo difícil de la familia es tratar de no preocuparse por ellos. Querer protegerlos de sí mismos. Qué tan imposible.

Lo complicado conmigo es mi necesidad de relevancia. No saber jugar a chiquita misteriosa, mi insistencia en ser una mujer franca en vez. Entre muchas otras cosas.

Lo feo de ser mujer es no encontrar el balance entre ser fuerte y darse chance de ser vulnerable sin sentirse débil, no saber necesitar. Lo feo de ser hombre es ya no tener un rol claro y definido, no saberse necesitado. Este cambio en los roles nos tiene confundidos a todos.

Lo jodido del desapego es que sea con uno y no al revés.

Lo conveniente de mentir es poder decirle mal humor a la tristeza y desapego al desamor.

El problema de escribir es no saber leerme. No saber dónde está el resto de mí y que me reduzcan a unos cuantos párrafos en un blog, un mensaje de texto o un chat. Ya nadie me conoce.


m.

6 comentarios:

  1. Disfrutar las pequeñas felicidades. Eso es lo más franco que se me ocurre.

    No me parece tan malo acomodarse a la soltería, a fin de cuentas llegamos y nos vamos solas de este mundo. Lo malo es resignarse a no ser feliz, pero la felicidad la encuentras en muchas otras cosas.

    De repente siento que nos centramos tanto en la vida en pareja, que nos olvidamos de que vivir una vida autónoma tiene un lado delicioso.

    Un abrazo.

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  2. y el otro lado. saber ser individuo, ser feliz solo, enamorarse otra vez de uno mismo es rico, es demasiado rico.

    pero por más que uno sepa vivir con uno y resuelva todo lo que necesita consigo mismo, el gusto de vivir en pareja no lo podés satisfacer de otra manera más que acompañado.

    el problema es acomodarse tanto en esa soltería y después no saber cómo volver a ser pareja. cada vez que lo intento me vuelvo una troglodita adolescente que no sabe cómo filtrar lo que dice. le perdí la paciencia al juego. básicamente.

    puta, no sé si alguna vez supe jugarlo.

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  3. Tal vez por ahí ande alguien tan perdido como vos en el juego, y aprendan juntos a jugarlo, con sus propias y nuevas reglas. Si es que de soltería ya tuviste suficiente.

    Creo que estamos en puntos diferentes, yo ahora ando sedienta de paz y soledad, pero te entiendo, también he estado ahí. Cuando volteas al otro lado de tu cama y te da frío el lugar vacío. Cuando extrañas que alguien te ponga atención al 100%, como no puede hacerlo nadie más que una pareja.

    Atentamente, la que no trae ganas de jugarlo en estos días.

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    1. Ustedes dos dieron justo en el clavo. Puedo entender perfectamente cómo se sienten porque me siento un poco como cada una las dos. A veces soy la persona que tiene ganas de "jugarlo" y a veces sencillamente no. Todo eso en cuestión de minutos... Qué confusión.

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  5. exacto, pasa uno de querer arriesgarse con entusiasmo a sentirse agobiado por el juego.

    jugar es una pega, yo no soy buena con protocolos y medir intensidades, saber cuando buscar y cuando dejarse extrañar, etc. no lo logro, la ansiedad me gana y me rindo. me canso.

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