lunes, 13 de diciembre de 2010

Un año después

Caracolito ya tiene un año.

¿Qué ha pasado en este año? Qué pereza hacer el recuento. Me senté frente a la compu con la intención de hacer algún tipo de sinopsis de lo que ha pasado en mi vida desde que abrí este blog, pero ya me dio pereza y mejor escribo no sobre lo que me ha pasado si no sobre las cosas que he aprendido este último año.

Aprendí que nada es seguro, que subestimamos muchas muchas cosas en nuestras vidas sin darnos cuenta, especialmente el amor de los demás por nosotros, que nunca recibimos el adecuado reconocimiento por nuestros esfuerzos pero que a veces la satisfacción propia es más que recompensa, y a veces no. Ahora sé que hay amigos que son fugaces pero dejan una huella, que mi familia está en un mejor lugar -igual que yo- y que aunque no llegamos ahí juntos disfrutamos de nuestra compañía ahora y tenemos un orgullo compartido de nuestros hermanos y en lo que cada uno se ha convertido.

Me di cuenta de que por más que tenga toda la vida de jugar de que tengo un poder de autoanálisis muy desarrollado mi subconsciente (o trasconsciente, como dice Má) igual hace fiesta conmigo y me sigo sorprendiendo con cosas que no sabía de mí misma -por desgracia no siempre son buenas sorpresas-.

Sigo siendo la misma persona, y no. A veces siento que los últimos diez años fueron una serie que ví en la tele. Y lo curioso es que de verdad durante ese tiempo no sentí que estaba viviendo mi vida si no que la estaba viendo en la tele, pero la serie ya fue cancelada y ahora sólo me toca ver re-runs con nostalgia mientras vivo mi vida -ahora sí-.

Todos los sentimientos son válidos porque vienen de adentro y no siempre los podemos controlar, mucha gente batalla contra sus sentimientos porque creen que son egoístas o desconsiderados, pero lo que sentimos siempre tiene una razón de ser y es válido aunque los demás no lo vean así. En cambio la forma en que actuamos sobre esos sentimientos no siempre es válida porque sí la podemos controlar, eso son otros cien pesos. El cambiar la forma en que actuamos muchas veces cambia la forma en que nos sentimos, lo difícil es tener la voluntad para actuar diferente, ese es el reto.

Quisiera decir que este último año fue increíblemente iluminador y que descubrí un millón de cosas de mí y del mundo y de los vecinos, pero mentira. En realidad fue un año más en mi vida, muchas cosas pasaron, felices, dolorosas y algunas inevitables, otras que todavía están pasando en este instante. Y bueh... esa es la vida ¿no? Nos vamos poniendo viejos un día a la vez.

Gracias por leerme este último año. Estoy convencida de que ese contador de visitas no funciona o algo, porque 4286 suena a muchas más lecturas de lo que habría pensado, esperaba tal vez unas cien -contando mis propias visitas- pero las estadísticas dicen que alguien en Argentina, Venezuela, Colombia y Canadá me está leyendo y yo me pregunto a quién conozco por esos lados, pero gracias. No esperaba una audiencia pero la aprecio y espero que sigan leyendo, es más entretenido escribir pensando que alguien lee tus cuentos.

'nas noches,

m.

1 comentario:

  1. I love you Caracolita :o) Igual que el año pasado, y el anterior, y el anterior, para atras hasta 1978 cuando llegaste envuelta como un paquetico desde el hospital, con los ojos pelaos...

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