sábado, 18 de junio de 2011

Algunas verdades sobre el duelo

Déjenme contarles un secreto que no debería de sorprenderles: casi nadie sabe qué decir ni cómo actuar alrededor de alguien que ha sufrido una pérdida. Hay gente que tiene cierta facilidad para demostrar empatía y solidaridad y que tienen una mejor idea de cómo apoyarlo a uno, pero en realidad son la excepción a la regla. Yo misma siempre me sentí inapropiada a la hora de estar con alguien que pasa por un duelo, y es que nadie nos enseña a decir las palabras correctas o frases efectivas para dar consuelo. Casi todo lo que se nos ocurre es bien trillado o no funciona como uno cree o eso nos parece. Entonces la desgracia de esto es que para que vos sepás cómo actuar es muy probable que tengás que pasar por lo mismo o algo parecido. Y nos quedamos con que nadie sabe hasta que sabe.


Así que voy a contarles un poquito de lo que he aprendido de esta experiencia y a lo mejor se sienten menos chapas a la hora de apapachar a ese compa que la está viendo fea por el dolor.


Lo primero es desengañarse, no existe mejor o peor, no porque es nuestra abuelita y todos sabemos que lo natural es perderla es menos doloroso, no es que si a mi hermano se lo tragó el mar voy a encontrar consuelo en que por lo menos no murió en un bajonazo o un accidente de carro u otra muerte más sin sentido. Ninguna muerte tiene sentido y no se trata de encontrarlo, no creo que exista una mejor forma de perder a alguien, el dolor de perderlo en sí mismo es simplemente insoportable y esa pérdida, de la forma en que sea, es lo peor que nos puede estar pasando.


Tampoco es una competencia, el dolor de cada uno es algo muy personal, no hay forma de medirlo o describirlo, mi dolor y el de uds no tienen punto de referencia y es rarísimo cuando la gente lo convierte en un estira y encoje de pero es que a vos te fue peor porque no lo viste entonces no tenés closure. Sí les acepto que una muerte le afecta más de cerca a ciertas personas, no puedo ni empezar a pensar en lo que debe de ser para mi cuñada, mis sobrinos o mi mamá y es por amor y respeto que no hablo del duelo de ellos.


Estamos de acuerdo en que las muertes súbitas son un golpe complicado, más que nada porque nos dejan con la sensación de que nada tiene sentido, el duelo es diferente también, es como traumático. Pero realmente yo no me imagino sintiendo menos dolor por perder a mi hermano si hubiera sabido que iba a morir o si me hubiera despedido de él o si hubiera podido verlo antes o después de su muerte. No creo que uno logre prepararse para perder a alguien, una vez que la muerte está ahí, tocando la puerta, no importa cuánto ejercicio mental hiciste preparándote para el momento, el hueco que esa persona deja es el mismo, no está más, el vacío no se llena con n-a-d-a y el mundo entero cambió.


Mi abuelita tenía 83 años, se fue poniendo viejita y frágil y cada vez que la veía me despedía de ella con un abrazo fuerte fuerte y le decía cuanto la quiero por si acaso era la última vez que la veía. Cuando me avisaron que había sufrido un infarto y que estaba internada en el hospital, por supuesto que esperé lo mejor pero me empecé a preparar para lo peor. Hablé con ella el miércoles y sonaba animada y bien, fue el sábado, después de una complicación del cateterismo, que nos avisaron que le quedaban un par de días de vida y se nos fue el domingo. Pero cuando la vi el lunes fue como si no acabara de pasar toda la semana preparándome por si la perdía. No sé cómo explicarles lo irracional de la sensación de no estar lista para verla y confirmar que ya no estaba con nosotros. Nada más me quedé frente a ella pensando Suave, ¿Entonces se murió? ¿En qué momento? Suave… ¿Qué? Pero Tati siempre estuvo ahí ¿Ya no va a estar?


Nadie está listo para la muerte de alguien a quien queremos, se lo pueden preguntar a mi mejor amigo que perdió a su papá después de un año de batallar con su enfermedad, cirugías y tratamientos, todavía hacemos pucheros juntos por la falta que hace el viejillo cachetón. Tan lindo don Marino, me acuerdo montones de esos ojillos tremendos de él.


Entonces no hay un mejor o un peor con la muerte. La ausencia y el dolor están ahí, el vacío nos invade y una parte de nosotros se muere con esa persona.


Vieran qué difícil escuchar el famoso pero tenés que seguir adelante. Claro que tengo que seguir adelante, claro que mi vida va a continuar y voy a aprender a vivir sin mi hermano, sin mi abuelita, sin los que voy a perder algún día. Pero no quiero. No quiero seguir adelante, no quiero dejar ir a mi hermano, no quiero pensar en mi vida sin él, con su ausencia, no tiene sentido pero me siento una malagradecida por seguir sin él, como si de alguna forma menospreciara su valor, lo relevante que era su presencia en mi vida.


Racionalmente sabemos mucho, nuestra inteligencia y sentido de supervivencia nos dice un montón de cosas, pero lo que sentimos son otros cien pesos y tenemos que luchar duro con esa contradicción entre la razón y los sentimientos.


Traten de evitar todas esas frases que empiezan con tenés que…, deberías de…, buscá…, pensá…, no pensés en… porque aunque uno sabe que lo dicen con la mejor de las intensiones y que tienen razón vieran cómo cuesta no sentir un punzón en el hígado cuando alguien nos dice cómo llevar nuestro duelo. De repente nos volvemos adolescentes rebeldes. ¡No quiero! ¡No quiero superarlo! ¡No quiero construir una vida en la que no está mi hermano! ¡No! Y punto. El desastre emocional por el que pasamos no tiene ni pies ni cabeza, el mundo dejó de tener pies y cabeza. Alguien me puede decir que es natural, pero ese natural también se lo pueden pasar por donde no llega el sol. No existe nada natural en preparar un discurso para el funeral de mi hermano de 37 años.


Téngannos paciencia. Cuando perdés a alguien la vida se nos desabarata por un rato, algo dentro de nosotros colapsa y no sabemos cómo volver a respirar sin sentir que el mundo está mal mal mal. Vamos a decir y hacer estupideces, vamos a pelear por cualquier cosa, vamos a alejarnos mientras necesitamos que alguien nos abrace, algo dentro de nosotros se va a apagar y vamos a llorar cuando ni nosotros lo esperamos. Se los digo, nada tiene sentido aunque sea por un rato, quiero creer que eventualmente vuelve a tenerlo –todavía estoy esperando–. Entonces téngannos paciencia, no nos dejen solos, no nos dejen huir, no nos hagan caso cuando peleamos por tonteras ni nos crean cuando digamos que nos queremos morir. Nada de eso somos nosotros, es el dolor manifestándose de la única forma que sabe.


Van a haber ciertas cosas, no todas obvias, que nos van a recordar a quien perdimos, a veces vamos a llorar y otras veces ni lo vamos a mencionar. Cuando hice las llamadas a mi familia para avisarles que mi abuelita había fallecido estiré el brazo varias veces con la intención de llamar a Varito y avisarle a él también, lo hice en automático, tuve que hacer el esfuerzo para acordarme que no podía y esos son los momentos en que esa parte de uno que murió con ellos pesa en el corazón.


¿Qué nos sirve? La compañía. A veces no necesitamos que nos digan nada, es más, a veces nos sirve más que no nos digan nada, sólo quédense ahí, escúchennos, abrácennos, no nos tengan lástima, sólo déjennos compartir un poquito nuestro dolor y ya eso es un montón. Distraigannos con lo que sea pero déjennos hablar del duelo cuando lo mencionemos.


Hablar y estar con gente que conocía a quien perdimos también ayuda, porque la pérdida es en parte de ellos también, porque saben quién era y no tenemos que explicarle nuestra relación con esa persona y si hablamos bien de ella saben que no es porque no hay muerto malo, porque cuando contamos alguna historia de las tortas que se jalaban o alguna babosada que dijeron ellos entienden el contexto. Porque ellos también lo extrañan y saben que el mundo no es el mismo sin él o ella.


Vieran qué difícil es sentarse a hablar de lo que sentimos y de lo mal que la estamos pasando cuando lo que inspiramos es lástima. Qué difícil con esa cara de lástima, con el porecita que aunque no lo digan en voz alta se nota que lo están pensando. A veces un mae, que hijueputa año estás teniendo, aunque suene obvio es más solidario que todos los porecitas del mundo. También estoy detestando el qué pecado. Argh.


No, no nos molesta que pregunten cómo estamos, si fuera el caso diríamos que no queremos hablar de eso y pos ahí sanseacabó, a veces hablar sirve. Y es que entiendan, no se trata de decir frases inteligentes y poco obvias, a mi hermana una amiga sólo le dijo: yo también tengo un hermano, y fue suficiente para saber que ella entendía su dolor. Un amigo me dijo: mae, yo me muero de sólo pensarlo, y es cierto, nos morimos un poquito. Yo sé que él no sabe lo que siento, pero sé que lo teme. Y si mi dolor le sirve a alguien para espabilarse y apreciar un poquito más a sus hermanos, pos es lo único positivo que se me ocurre pueda salir de esto.


Porque sí es cierto que apreciamos a los demás de una forma diferente, de repente tenemos que enfrentar la realidad sobre nuestra mortalidad, agradecemos por no estar solos en el mundo, pero al menos a mí también me aumentó el miedo a perderlos a todos, es la primera vez que le veo algo malo a tener tantos hermanos, me va a tocar pasar por esto más veces, mierda. Nada más espero que el universo me de tregua y no tenga que hacerlo por m-u-c-h-o tiempo –por favooooooor–.


Dénnos chance para digerir y que se nos pase el shock, en el momento de la pérdida el mundo entero corre a ver qué paso y cómo estamos, no faltan hombros en qué llorar y gente sentada en la iglesia, sobran mensajes de texto, llamadas, correos, posts en facebook, todo eso es increíble, lo mantiene a uno de pie y de verdad le da fuerza a uno. Pero todavía no ha empezado el asunto y ni uno lo sabe, las primeras semanas yo pensé que lo estaba tomando bien, que iba a poder llevar mi duelo con inteligencia y fortaleza. No. Al par de semanas cuando realmente te pega la realidad, cuando no hay quite y empezás a darte cuenta de que no vas a volver a hablar con la persona que perdiste, que esas ganas de abrazarlo las vas a tener para siempre, cuando tu vida cotidiana empieza a recordártelo porque en tal momento lo llamarías para preguntarle algo o ya no lo ves logueado en el msn, ahí es cuando empieza a pegarte y el duelo empieza oficialmente.


No vamos a pedir ayuda, no sé exactamente por qué, tal vez no creemos que haya algo en el mundo que nos haga sentir mejor o estamos muy cómodos en nuestro dolor porque es lo único que tiene sentido. Y sabemos que contamos con gente, que muchos están esperando que les demos una señal para salir corriendo a echarnos una manita, pero no va a pasar. Es complicado, no sé cómo explicarlo, pero cuando alguien me dice: contá conmigo, no logro decirle: mae, hacéme compañía, sacá un rato. Sólo les digo que estoy bien y les agradezco por el gesto. Tal vez es el mismo problema de la lástima, no queremos que nadie haga algo por nosotros por lástima, tampoco es fácil dejarnos ver vulnerables frente a los demás y qué pereza exponernos a que nos digan que no tienen tiempo. 'uta, este párrafo fue especialmente difícil de escribir.


Yo sé que no es fácil lidiar con nosotros y nuestro dolor, yo sé que a veces pareciera que es lo único que somos y sentimos, créanme que es más cansado para nosotros que para uds. Por desgracia tarde o temprano uds también van a perder a alguien, ojalá más tarde que temprano. Pero el día que lo hagan van a contar con los que ya pasamos por eso y van a poder apoyarse en nosotros. Ser parte de este club apesta, pero no es como que nadie nos preguntó ni tuvimos opción.


Nadie supera una pérdida nunca, sólo se acostumbra a vivir con esa ausencia. Dicen que con los años se vuelve menos doloroso y uno no olvida. Estoy bien con eso, no necesito olvidar ni lo quiero hacer nunca. No pasa un día en que no piense en Varito y ahora en Tati, me duelen diferente, pero son ausencias importantes, el que existieran en mi vida influyó mucho en la persona que soy ahora y el que no estén también me marca, aunque no me define, pero afecta quién voy a ser el resto de mi vida.


Así que ya medio saben cómo es la cosa.


'nas noches,


m.

3 comentarios:

  1. si mijita....
    te cuento que intento poner en practica algunas cosas como:

    Renunciar a mi dolor-que-mata y abrazar mi amor que me saca de este mundo sin sacarme del todo, para compartir con Su Luz
    Intentar practicar la NO-importancia personal

    Sentir que estoy al dia con cada persona que significa algo en mi vida: cero deudas de ninguna clase,cero pendientes

    Recordar a Castaneda de nuevo: "el que esta listo para morir esta listo para vivir"

    Ir mas alla de mi dolor y entregarme al amor que siento por cada uno de ustedes: Volverme loca de amor, abandonarme al Infinito amor de Dios: Surfear la ola.

    No martirizarme con: deberia.... o con recuerdos que lastimen, recordarlos con amor y no pensar en lo que A MI ME DUELE, salirme de mi egocentrismo

    Aprender a sentirlos en esa otra dimension, pero sentir con el corazon y dejar la cabeza en blanco....

    Apreciar mucho mas el tenerlos a ustedes e ir mas alla del miedo

    Saber llorar solo porque esto triste, sin darme leña para consumirme mas: no conmiseracion.

    Pedirle a la gente que no se con-duelan conmigo que tengo los mejore recuerdos de mi hijo y que SE en mi corazon que esta bien.
    y que uno espera que sus seres queridos esten siempre mejor con uno o sin uno, sabes, los hijos se van alejando naturalmente y los primeros dias uno siente que los perdio, luego comprende que de alguna manera ellos tomaron su propio camino, y confia y los ama y espera haberles dado buenas herramientas para la VIda.... algo parecido quisiera entender de quien muere... aun no se

    Te amo mucho mijita, los amo muchisimisimo a todos.

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  2. bueno.... lo que queria decirte es que cada uno va inventando recetas en el camino de como seguir la vida honrando a quienes se nos adelantaron

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  3. Queda también esa sensación de que ¨para luego es tarde¨, que uno no puede esperar para ser feliz. Hoy y ahora es lo que tenemos. Siento que parte de honrar a los que no están es vivir con la consciencia de que estamos aquí temporalmente. Lo difícil es hacerlo sin el miedo de saber que estamos aquí temporalmente... Te quiero Memita.

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