lunes, 5 de septiembre de 2011

Flashes, recuerdos y defaults


Si paso frente a la puerta de una Iglesia siempre me persigno, independientemente de cómo me sienta con respecto a la religión Católica y sus tradiciones, Tati me enseñó a persignarme y ahora es un impulso automático.  Durante La Marcha de las Putas pasamos frente a la puerta de la Catedral un par de veces y vieran lo que me costó no persignarme.  Ay, la contradicción y el conflicto interno.  Las lentejas y el queque de ciruela también me recuerdan a Tati porque eran las dos cosas que siempre hacía cuando la visitábamos o para fechas importantes -el queque-.

De Tita me acuerdo cada vez que pelo una papa o me veo el dedo gordo de la mano izquierda, cuando era chiquitita le ayudaba a pelar papas para hacer picadillo y en una de esas me volé un pedacito de piel en la rodillita del dedo gordo, me acuerdo que me asusté mucho porque quedó el circulito de piel en el pelador y a esa edad ni siquiera había considerado la posibilidad de que uno puede perder piel.  Me quedó la cicatriz y la adoro porque es de esas imperfecciones con un valor emocional.  Yo soy especialmente sentimental con las cicatrices, todas tienen un cuento, todas dicen algo de vos que te hizo como sos.  La de la nariz es mi favorita porque me recuerda a Nicaragua y el ratico que vivimos ahí.

Cuando tiendo la cama me acuerdo de Valky y que ella me enseñó a tenderla como se debe, a tallar bien la sábana que cubre el colchón, a medir hasta dónde llegar con la segunda sábana arriba para doblar las cobijas y que la sábana de encima salga como en las revistas cubriendo las cobijas que teníamos de diferentes colores -los que crecimos con cobijas y no edredones saben a lo que me refiero-. También pienso en ella cuando me visto y escojo entre vestirme con negro o con café.  Me imagino que no es una regla general de la moda, pero yo lo aprendí así de ella y así lo practicamos: si te ponés ropa negra, gris o algún color en esa área, te ponés zapatos y accesorios negros.  Si te ponés una camisa café, naranja, roja o por esos rumbos en la paleta de colores, pos te ponés zapatos cafés.  Claro que se puede combinar crema con negro o rojo y negro, pero la idea es que te vestís con negro o te vestís con café.  Ya se lo que están pensando y no, soy psicológicamente incapaz de ponerme negro con café, yo sé que es permitido y hay gente que lo hace, pero yo no lo tolero en mí, es como combinar rojo con rosado. Nonononono. No.

Cada vez que cocino huevos me acuerdo de Varito y cuando fuimos a pasar fin de año toda la familia a la playa, estábamos haciendo el desayuno y él estaba haciendo huevos -su contribución usual al desayuno desde chamacos, cuando no estaba él lo hacía yo- y estaba preocupado que no alcanzaran, le sugerí que echáramos más y me dijo que no, que ya había pasado el tiempo de cocción.  Me hizo gracia que usara esa palabra y que tenía toda la razón, creo que me sorprendió que se fijara en eso.  Es vacilón darse cuenta de cosas que tus hermanos aprendieron por cuenta propia porque claramente son cosas que vos no aprendiste con ellos, te das cuenta de que son individuos y aunque sea por dos segundos te preguntás qué más habrán vivido sin vos y yo lo pensé en ese momento.  Últimamente muchas cosas me lo recuerdan, no podría terminar la lista, pero esa es la que más consistentemente me hace pensar en él.

No puedo ver queque de chocolate o cupcakes sin acordarme de mi exsuegra que tiene la receta del queque más esponjoso de la historia.  Ella era tuanis conmigo y la extraño.

Rocío hace la mejor moca del mundo, creo que ella heredó la cuchara de Tita -además de la barbilla- y cocina bien rico pero hace todavía mejores postres, la moca le queda de m-u-e-r-t-e l-e-n-t-a.  Hay tantas cosas que me recuerdan sin falta a Rocío, como oír a Morrisey o Sophie B. Hawkins, ver un par de tennis Converse o unas Dr. Marten, la sirenita, tutto é finitto o cuando veo a dos hermanitas vestidas parecidas.

Cuando alguien habla de música no puedo evitar preguntarme ¿Y qué pensará Fó?  No que tenga la menor idea, precisamente me lo pregunto porque me gustaría saber su opinión.  Y cuando hago la lista del súper me acuerdo que le gusta mi letra y hasta trato de hacerla más bonita, como si la fuera a ver, qué varas.  Y si escucho el 11 Episodios Sinfónicos me entra una nostalgia que siasperro.

Me pasa parecido con Guayo, pero cuando tengo alguna duda o que tomar una decisión.  Y es que nuestras brújulas morales son bastante parecidas y aunque no lo comente con él ahí mismo -probablemente al final del día lo hago- trato de pensar en qué me diría si lo tuviera delante, y no crean, no siempre hago lo que sé que él me va a decir porque a veces tengo razón y le gano la discusión a mi Guayo imaginario.  Creo que es mi referencia, si logro desarmar los argumentos que él me daría entonces sé qué hacer.  Si, si, suena a loquita, pero vieran qué tanto me ha ayudado a tomar mejores decisiones, por lo menos a pensarlas bien.  Yo puedo decir sin rajar que su influencia me ha hecho una mejor persona.

No puedo escuchar una canción de Björk o de Portishead -especialmente del Roseland Live- sin acordarme de Loki y el apartamento en La Granja.  A veces después pienso en la tira de roommates que le siguieron, pero Loki fue el primero y lo tengo congelado en mi memoria como el chamaco de 20 años que se sentaba a hablar conmigo hasta las mil y discutíamos sobre la verticalización del amor y lo subjetivo del arte y de todo en la vida.  Todavía me acuerdo, sweetie.

Cada vez que cocino pollo trato de acordarme de una de las tres recetas que una vez vi a Pedro hacer en una sentada alistando comida para la semana.  Como en esa época no cocinaba más que para sobrevivir no puse mucha atención, me acuerdo que uno era con romero pero nada mas... no, esta memoria mía...  Un día de estos le pregunto cómo era.  Pedro fue mi roommate que cocinaba más rico.

Los Beatles me recuerdan infaliblemente a mis papás, automáticamente me voy a la casa de mi familia paterna en Aranjuez y puedo ver a mi papá tocando guitarra con mi tío Bernardo y un amigo de ellos, mi mamá a veces les hacia coro y yo a veces hacía feo con las maracas.  No podría hacer la lista de cosas que me hacen pensar en mi mamá, entre todos los libros, tendencias, terapias alternativas, cosas espirituales y candelas, mucho mucho me la recuerda.

Que vacilón que cocinar es lo que más recuerdos me trae, es como si tuviera una marabunta de gente metida en la cocina dándome ideas.  Porque es el bistek -como diría en cualquier carnicería- lo que siempre me recuerda a Dorian, lo puedo ver haciéndose un bistekito y calentando el arroz en el mismo sartén para aprovechar el saborcito y después se haría un huevo frito para arrimárselo al arrocito.  Y cuando le contesto algo inteligente y vacilón a alguien casi que quisiera que estuviera ahí, porque Dorian tiene el sentido del humor más fino y negro que conozco.  Nadie improvisa como él.

Cuando llego a la casa y Otto Gatto jugando con Alicia me desconectaron la tele me acuerdo de Estelita que todo lo desconecta para no desperdiciar electricidad y también cuando conozco a alguien con buenos modales porque esa cuñada mía tiene modales im-pe-ca-bles, Tita habría estado REorgullosa de la buena mujer que mi hermano se fue a jalar.  El otro día me toco defender la importancia de lo que uno aprende a desarrollar en kinder con argumentos que ella me dio.  Yo escucho, Estelita, no creás.  

Y siempre que veo unas sandalias bonitas me acuerdo de María que tiene muy buen gusto, y cuando me maquillo pienso en Sofi que fijo tiene mejores habilidades que yo para eso porque María le enseñó y a mí nadie me enseñó un carajo de maquillaje.  De paso le enseñó a usar cremitas y esas cosas que yo no supe ni que existían hasta hace unos añitos, por eso María tiene el cutis tan lindo y ni media arruguita.

Tantas tantas cosas me recuerdan a alguien.  Si estoy lavando ropa o voy en bus, leo un artículo en algún periódico, me pongo cierta sueter, todo me recuerda a alguien, pero si me trato de acordar ahorita no se me ocurren tantas cosas, como que tiene que ser espontáneo, si no salada.  Y es que mentira que tanta gente pasa por tu vida sin que ciertas cosillas te los recuerden, ni empecemos con los perfumes o colonias, la memoria olfativa es algo terrible y no se puede caminar por la calle sin que me huela a alguien conocido. 

Un día de estos un compa que hace aaaaños no veía me posteó una versión del video de Take on me de A-ha porque todos estos años después todavía se acuerda que es mi video favorito, qué cosas.  Me pregunto qué otras cosas le recordaran a uds que existo.

Nos estamos leyendo,

m.

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