viernes, 26 de abril de 2013

Chau, Otto Gatto

Hay pocas cosas más complicadas de explicar a una persona que no tiene mascotas lo doloroso de perder una.

Yo siempre he sido animalera, de chamaca y adolescente no tenía la menor idea de cómo cuidar una mascota, pero por casa pasaron varias y a todas les tuve mucho cariño. Mi chineado siempre fue Alonso, el salchicha. Por eso cuando decidí que era hora de vivir con un animalito me decidí por otro salchicha y así fue como terminé con Alicia.

Con ella me estrené como dueña y he aprendido montones, por las buenas y las malas. Alicia es mi primogénita, la que tiene más tiempo conmigo y hemos pasado de todo juntas, cuando le salieron canas en la cara la crisis existencial me dio a mí.

Otto Gatto vino después de que Oliver, el gato que mi ex y yo adoptamos juntos, se nos perdiera. Oliver era un muy buen gato negro de ojos amarillos y lo lloramos por varios meses. Yo tardé mas o menos un año en sentir que podía tener a otro gato de nuevo. De ahí el nombre.

Alicia y Otto Gatto son mi familia.

Y a ver si me explico con eso de que las mascotas son familia. No digo que sean tan importantes como mis hermanos, mis papás o mis sobrinos, no digo que sea como humanos. No. Las mascotas son muy diferentes a la familia humana, pero son familia, otro tipo de familia, una que depende completamente de nosotros y que no tiene cómo compararse.

Yo llego a la casa todos los días después del trabajo y me reciben mis bestias, nos vamos a dormir y nos levantamos juntos, tenemos nuestras rutinas y rituales y siempre me andan rondando. A mis gatos los he criado para ser pegas y me han salido terriblemente cariñosos y dulces. Otto era el más amoroso.

Entiendan que cuando mi hermano murió, mis otros hermanos tenían a sus familias, sus parejas y sus hijos. Yo tengo a mis enanos, cada vez que me quise hacer un puño y no salir de la cama ellos estaban ahí para hacerme compañía sin juzgar. Este par de años ha sido más fácil llorar con ellos que con cualquier otro ser vivo.

Entonces perder a Otto me duele en el alma. Porque todas las mañanas se me acurrucaba en el pecho y me buscaba a diferentes horas del día para acurrucarse conmigo, porque cuando llegaba a la casa era el primero en recibirme en la puerta y en despedirme desde la ventana de la oficina cuando me iba. Otto sólo tenía dos años conmigo, pero lo adoré tanto como a Alicia que lleva siete conmigo y esperaba que me durara muchos años más.

No hay cómo contarles lo que sentí cuando lo vi entrar a la casa arrastrándose después de que lo atropellara un carro y le quebrara la caderita, la cara de confundido con que me llegó a buscar al cuarto. O el nivel de culpabilidad que siento -yo sé que fue un accidente y no es culpa mía pero así se siente-. O la desesperación el par de horas en la veterinaria antes de que no aguantara más y decidiera morirse.

Y yo sé, ya todos sabemos que cuando tenemos mascotas nos estamos apuntando a eso, a perderlos algún día y llorarlos como si le arrancaran algo del alma a uno. Pero tenerlos el rato que duran lo vale, ese cariño lo vale y la felicidad que traen mientras están, lo vale.

Medio entiendo a la gente que se cierra a no tener mascotas para ahorrarse el dolor del final, pero creo que se están perdiendo de una relación maravillosa, yo no me imagino vivir en una casa sin animalitos. Definitivamente eso no es para mí.

Otto era una criatura pequeña, diminuta comparada con ustedes o conmigo. Pero su ausencia se siente enorme en mi casa.  Hoy no me llegó a despertar ni a jugar con Alicia y las dos lo sentimos. Otra vez somos sólo ella y yo, la familia incompleta. Eventualmente, cuando sane, adoptaré a un nuevo gatico, para completarnos otra vez. Y lo voy a volver a criar como a Oliver y a Otto, me voy a volver a enamorar y a crear una rutina con él y algún día también lo voy a perder. En algún momento también me va a faltar Alicia. Pero lo vale. El dolor al final es una fracción de todo lo que uno vive con ellos, entonces lo vale. Igual estoy agradecida por haberlo tenido este par de años y que me calentara los pies en las noches.

Hoy le pedí a Alicia que ni se le ocurriera morirse en un buen rato. Hoy estoy triste. Me toca estar triste. Otto era un buen gato.

m.

















































Chau, Otto. 
Feb 2011 - Abr 2013


6 comentarios:

  1. :(

    Los gatos tienen 9 vidas, algún día volverá para cuidarte silenciosamente por las noches :)

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  2. es que ademas era un rico! que dicha que tenes tantas fotos lindas de el. me encanta el esparrame contra la bandeja.
    ichos amorosos sabrosos, que triste no tenerlo en la mañana. un beso estripado

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  3. Cuanto lo sentimos Meme,en estos momemtos de tristeza, estamos contigo, el fue un gran gato. Te queremos.Fiore y Rox

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  4. Ayyy Meme....lo siento de
    verdad!! Un abrazoooote!
    Te quierooo!!!
    Kanka

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  5. Animo duele mucho perder un amigo así

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