lunes, 6 de mayo de 2013

Arreglando el mundo, la experiencia de una tibia

Quiero arreglar el mundo. Desde que me acuerdo siempre he querido hacer algo significativo que resuelva parte de lo que está mal en el planeta. Más grande -y realista- decidí que con dejar rodando la pelotita que pueda eventualmente generar un cambio me doy por satisfecha.

Yo crecí con las historias de mi abuelo, Jorge Ribas Montes, el revolucionario. Él fue Comandante de la Legión Caribe, que estuvo involucrada en muchas revueltas Centroamericanas en los '40s alzándose contra dictadores y a favor de muy necesarias revoluciones. En la guerra civil del '48 pasó por Costa Rica y conoció a mi abuela, se casaron y se la llevó a dar vueltas -más bien tumbos- por Guatemala y Honduras mientras él trataba de arreglar su mundo. Mi mamá nació en Guatemala y después se devolvieron a Tiquicia. Acá las dejó mientras se iba a luchar contra Somoza y cayó preso como uno de los héroes de abril del '54. Mi tío nació a los pocos meses de eso, mientras mi abuelo pasaba sus días en las famosas cárceles de la dictadura nicaragüense, compartiendo celda con Pedro Joaquín Chamorro y otra serie de ilustres opositores.

Ese mundo que mi abuelo quería cambiar se transformó en el que hoy conocemos. Muy diferente pero igual de descarrilado.

Entonces esos son mis antecedentes genéticos o familiares o como le quieran decir. A mí no me gustan las armas y no creo en la violencia como medio para resolver nada. Pero entiendo que en su tiempo revolucionarios armados era lo que se necesitaba o la forma de resolver las cosas.

Tener el impulso de querer cambiar el mundo o de hacer una diferencia es algo que se le mueve a uno desde adentro, hay gente que nada más no lo siente. Es como querer recorrer el mundo o como querer volar jets de caza. De esas cosas que uno sabe que son posibles porque alguien en el mundo lo hace, pero que no sabe uno cómo llegarle. Yo sufro de eso, de no saber por dónde empezar, de enclocharme con cosas sencillas, de querer hacer tanto al mismo tiempo que me atoroto y me distraigo.

Siempre quise aprender de foto, aprender a escribir, aprender italiano y portugués -aunque desde que se puso de moda y después de jalar cinco años con un brasileño, me da un poco de pereza-, siempre quise recorrer el mundo, ser artista, pintar, diseñar...

Desde chamaca mi mamá siempre me dijo que podía ser lo que quisiera, lo que se me antojara podría lograrlo, que si quería ser astronauta le llegara. Pero no me dijo dónde diantres quedaba la NASA o como por dónde entrarle al asunto. 

No culpo completamente a mis papás por no enrumbarme en el camino correcto o no darme las herramientas necesarias.  Bien que mucha gente ha logrado superar esa zancadilla y le llegan a sus sueños. Mi problema tal vez ha sido nunca tener claro cuáles son mis sueños o lo que me cuesta concentrarme en uno el tiempo suficiente para entrarle. Creo que escribir ha sido lo que más me ha durado y que he logrado superar la etapa de antojo a la de sueño realizable. Ahí vamos.

Pero definitivamente dar tumbos por la vida no ayuda a esa necesidad de querer arreglar el mundo. No sabe uno qué está haciendo consigo mismo, menos va a saber qué hacer con los problemas de la humanidad.

Ya he pasado muchos años tratando de descubrir y estar en paz con quién diantres soy y qué es lo que quiero de la vida y al mismo tiempo tratando de seguir lo que se espera de mí. Es cansado, alguna gente encaja y lo que quieren para sí es lo que la sociedad espera que sean, se alinean perfectamente en ese camino. Yo, en cambio, no importa dónde me ubique siempre me sentí inadecuada, no apta, básicamente me sentí de colada. 

Andar por la vida con esa sensación de que en cualquier momento alguien se da cuenta de que yo no debería de estar ahí porque hay alguien más calificado, es cansado.

Entonces ¿Cómo hace uno para entrarle al asunto? ¿Cómo cambia uno el mundo?

Uno se topa tanta cosa, proyectos interesantes basados en la capacidad de bondad de la gente, como CouchSurfing que une gente de todo el mundo, como Creative Commons, que cree en una cultura libre de, por y para la gente o Escape The City que te echa una mano para encontrar la vida que realmente querés vivir fuera del mundo corporativo.

Cuando me encuentro varas tan chivas trato de pensar en cómo aplicarlas en mi vida, en dónde está el cambio que puedo hacer. Y me abrumo. Siento como que me pega la corriente de realidad de frente y nadar contra ella es una parida.

¿Cómo hace uno para cambiar el mundo si no sabe ni dónde está parado? Tal vez por ahí se empieza. Tal vez todo este discurso viene precisamente de mi propio enredo existencial. Me topo tantos proyectos, historias hermosas, y al mismo tiempo leo sobre la corrupción y los absurdos de cómo nos están gobernando, las guerras y dan ganas más bien de salir corriendo. Pero ¿a dónde se va a ir uno si es la misma cosa en todo lado? El ser humano es capaz de maravillas y de atrocidades. 

Descubrir para qué se es bueno, qué lo hace feliz y qué aplicación práctica tiene, suena más fácil de lo que es. Pero nos lo debemos a cada uno de nosotros.

Y en esto llevo unos días: en plena crisis existencial. Buscándome, rediseñando mi presente para que me lleve a un futuro interesante -aunque no me molesta cierto grado de incertidumbre-, tratando de encajar lo que quiero para mí -ahora que lo medio descubrí- dentro de lo que la sociedad me permite y dentro de lo complicado que es asegurarse tener campo para ser feliz.

¿Cambiar el mundo? Yo creo en afectar la vida de los demás y que esa influencia sea lo suficientemente positiva para, por lo menos, mejorarles el humor. Y creo que una sociedad feliz toma mejores decisiones. ¿Será? Creo que ese ha sido mi único aporte. Quisiera haber sido menos tibia y siento que se lo debo a la humanidad, pero que, como siempre, llegué tarde a la fiesta. A lo mejor con el mejunje de sueños y planes a los que me estoy matriculando últimamente sirven para algo más. Vamoaver.

m.


7 comentarios:

  1. excelentes preguntas. preguntando se llega largo...

    ResponderEliminar
  2. ... ya que preguntas, te digo lo que para mi funciona (a veces...)
    Y es que el "Viaje al Centro de Uno Mismo", que hacio hace casi un cuarto de siglo, tiene que ver con cambiarse una primero y luego como en espiral ir cambiando los entornos. Hay recetas simples: tomar unos pocos minutos cuando nos levantamos para agradecer lo que se tiene y lo que se es. Seguir las pasiones que nos hacen vibrar el corazon, sea que duren un atardecer o varios meses o mas... eso sin esperar nada: na-da, unicamente disfrutarlo.
    Recordar que somos seres integrales. cuerpo, mente, espiritu, emociones/afectos y crecer armoniosamente en esas formas.
    Creo tambien que la ACTITUD, que tengamos ante la vida marca definitivamente como la vivimos. (tremenda la peli: La Vida es Bella)
    Asi cambiamos un poco todos los dias y cambiando nuestro mundo tambien el de afuera.
    Gratitud, validacion, juego, no mucha jupa, apertura, no espectativas...
    A mi me ha servido con mi pequeño y adorado mundo.
    con amor de tu revolucionaria madre... :D


    ResponderEliminar
  3. Esto de los medios a la larga y no es tan malo, yo prefiero verlo como equlibrio y oportunidad de conocer, apreciar, guardar y desechar. Ser "tibia" te permite precisamente colarte en esos espacios, aunque sea para probar que no pertenecés ahí, que no es tu sitio, o para sentirse cómoda un rato, dejar tu aporte y luego seguir caminando. Supongo que eso es la vida, movimiento. Cambiar el mundo interno, pasito a pasito es el acto más revolucionario que podás donar al mundo en su totalidad. Me sentí bastante identificada con tu relato. Gracias por escribir!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡gracias a vos por leer!

      estuve ojeando tu blog, estamos en barcos parecidos :)

      Eliminar
  4. Te va a parecer simpático lo que sale publicado, creo, este domingo, en la dominical. Alude de alguna forma a este tipo de iniciativas por "cambiar el mundo" y cómo una sola persona puede afectar para bien, a muchas otras. Alguno de los ejemplos se te hará familiar. Un grande el abuelo, por cierto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. esperaré pacientemente al domingo :)

      mi abuelo, ufff... no lo conocí y lo tengo tan presente, tan en la sangre.

      Eliminar
  5. Holaa... Buenas Noches! Queria Pedirles un gran favor.. Yo soy estudiante de la Universidad Nacional Autònoma de Honduras... Ya que ustedes saben muy bien la historia de Jose Ribas Montes, creen que me pueden ayudar con la biografia de el, ya que me toca exponer referente a la vida, logros y hallazgos que el hizo en su tiempo. Sio me pueden ayudar con informacion mandar a lena_henriquez@yahoo.com

    ResponderEliminar